lunes, septiembre 08, 2008

Me encanta mi universidad

Tal vez tengo problemas con mi caracter o mi forma de expresarme. Tal vez, también, es muy tarde para cambiar eso. Sin embargo, intentaré hacer lo contrario como un simple ejercicio mental para ver qué tanto control sobre mí mismo tengo.

Eso sí, tengo que aclarar que lo que se escribe a continuación (y el título de este post) es totalmente sarcamo, ironía y por obvias razones lo que trato de expresar es completamente lo contrario. Gracias y disfruta el post =)

Me encanta mi escuela. Hablo de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Fui a hacer un semestre en la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España gracias -únicamente- a mi universidad, contando con un apoyo económico de $5,000 para todo mi viaje. Cabe destacar que por mi mal desempeño en una materia que por razones ajenas al entonces Jefe de Departamento del Centro de Ciencias Económicas y Administrativas fue convalidada con otra materia de la cual desconocía totalmente su contenido y no tenía nada que ver con la optativa que yo había elegido, se me retiró ese apoyo económico que seguramente me hubiera servido para recuperarme totalmente de los gastos hechos en Europa y hasta me sobraría para algunas compras aquí en México.

Estoy de acuerdo en que tengo que retribuirle a la sociedad lo que ella ha hecho por mí. El empresario que paga puntualmente sus impuestos, el servidor público con un salario justo y las autoridades universitarias que pasan tanto tiempo velando por el bienestar de los alumnos y por tal razón no tienen tiempo suficiente de sacar sus copias o preparar su café, son algunas de las personas a las cuales me gustaría ayudar de la forma más apropiada. Afortunadamente, mi universidad, pensando siempre en mi formación humanista y profesional, me ha permitido hacer un servicio social.

Estos días me sucedió una anécdota curiosa. Mi carta del servicio social contenía un ligero error, por lo que el miércoles pasado pedí arrogantemente un cambio en la misma (lo sé, soy un grosero y me arrepiento). Poniendo la otra mejilla, las amables y preparadas secretarias se ofrecieron a hacer el cambio lo antes posible. Al día siguiente fui por mi carta y para mi sorpresa, ésta no estaba lista, pues la pobre secretaria estaba enferma (le mando desde aquí mis saludos y espero que esté en una pronta recuperación). Me preocupé demasiado (por la secretaria, no por la carta) el viernes, que todavía no estaba lista por la misma razón, pero me dijeron que pasara al rato, que en ese preciso momento la harían para mí, dejando atrás y deteniendo por todo el tiempo que lleva el proceso de corregir una carta todas las actividades cruciales de la universidad. Dado que soy la basura antes mencionada, no fui por mi carta y en su lugar fui a alcoholizarme (esto úlitmo sí fue cierto) dando así más tiempo para el laborioso proceso. Al día de hoy, lunes, fui para ver cómo seguía la desdichada secretaria y de paso por mi carta. La secretaria, gracias a Dios, se encontraba bien, la carta... bueno, la carta no estaba lista aún, pero la hicieron en ese momento de la forma eficiente tan característica de la universidad, en tan solo 15 minutos. Sumando las horas laborales del miércoles, jueves, viernes y lunes, darían 32 horas, las cuales no fueron necesarias para realizar mi carta: solamente 15 minutos. Grandes habilidades las que se pueden encontrar en la gente que trabaja en la Universidad.

A veces me pregunto, por qué debo pedir permiso para hacer un favor que yo, como la mala persona que soy, no quiero hacer? Por qué, para desperdiciar (por que mi trastornada mente lo ve como un "desperdicio") 500 horas, debo invertir otras semanas antes?

Es entonces cuando me doy cuenta que soy una persona tan egoísta...

Se lumen proferre

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