martes, noviembre 20, 2007

Sobre el puente

Fue un bonito puente; con sus respectivas excepciones, claro. Pero si nos ponemos a analizar los demás puentes de 20 de Noviembre de años anteriores, este se los lleva de calle.

El mío, de hecho, comenzó en Viernes. Había algunas conferencias en la UAA a las que me dio muchísima flojera ir, no hubo clases entonces, por lo que me quedé en mi casita. Convencí a Juan de que se comprara Guitar Hero III (el mismo día que me convencí de comprarlo yo), así que se lo llevó a la casa y lo jugamos. El mío me llegaría hasta el sábado. Advierto, es actualmente mi nuevo trauma, por lo que muy seguramente estaré hablando de este jueguito en post próximos.

Mi amiguita Paulina se encargó de organizar una mega-party el sábado en las Cabañas que están en la Presa de Mal Paso. Según pude ver en la cara de Pau, fue un desmadre total organizarlo, pero a final de cuentas creo que todo salió muy bien.

Así que el sábado al mediodía nos reunimos en mi hogar Clau, Perea, Walter y Enrique, y en lo que esperábamos a Mariana nos pusimos a jugar un poco del GH3. Creo que se tendrá que armar una party próximamente para jugarlo bien.

Ya nos fuimos rumbo al pueblito de Mal Paso, el cual, para llegar a las cabañas le hace honor a su nombre, definitivamente no sé cómo aguantó el coche de Enrique (y está chido su Honda).

Para las 8 ya empezamos a tomar y comer a gusto. Ya habían llegado algunos, se habían ido otros, pero los que nos quedamos nos la pasamos bastante bien. La vista desde las cabañas era genial, lástima que era de noche y tendría que esperar hasta el amanecer para apreciarla bien.

Todos muy pedos. El amigo Enrique ya andaba de pleito cholo con un chavo al que llamaron “pendejo” y su amigo se agüitó por que lo llamaran así. Yo ni escuché, pero de cualquier forma estaba de acuerdo con tal afirmación. Hay personas que no entienden que el hecho de estar pedo no te quita lo pendejo, sino lo acentúa. Pero esa… es otra historia.

Estuvimos un rato ahí en el balcón de la cabaña, otro rato tirados a la orilla de la presa, de regreso a las cabañas por más pistachón, luego otra vez a la presa y así en repetidas ocasiones.

Pau (con su respectivo índice de alcohol un tanto elevado) llevó su vestido de XV años, yo estaba en mis 5 sentidos y en ningún momento dije una sola pendejada, todo el tiempo me comporté a la altura… No, realmente dicen Enrique y Mariana que mi voz puede resultar una patada en los huevos (no lo dijeron con esas palabras) estando pedo(s).

Yo aguanté despierto hasta las 6am, Perea y Pau no sé qué tanto estaban haciendo, pero se encargaron de tomar fotos de sus actividades a las 7am. Creo que para las 8 ya se habían dormido, por que para las 9 que me levanté había un sleeping al lado de mí con las botas de Pau. Supuse que era ella.

Ratito después, a la hora de levantarse la cruda realidad llegó, así como los duendes que se encargaron de limpiar todo el desmadre. Es verdad! De pronto la basura regada por toda la cabaña estaba en una bolsa bien acomodadita. Pero bueno… Pau y Perea rompieron la magia al decirme que ellos lo habían hecho.

Antes de que empezara a llover, tuvimos que ir al restaurant de al lado por un garrafón de agua, pues de plano estaba un poco mortal continuar así.

El domingo desayunamos en Calviyork, nos regresamos a nuestros respectivos hogares y, yo por mi parte continué con mi jueguito de Guitar Hero =).

El lunes… es justo y necesario especificar que la empresa en la que trabajo es [sarcasmo]seria, responsable y sobre todo, justa[/sarcasmo], ya que “Aquí se trabaja todos los días del año” y tuve que venir (sí, estoy aquí escribiendo) a “trabajar”. Obviamente, ya que se trata de una empresa [sarcasmo]seria, responsable y sobre todo, justa[/sarcasmo], ese día de trabajo no se paga doble y el que descansa es el patrón. Pero esa… también es otra historia.

Si quieres ver todas las fotos, vete al Flickr.

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